Desayuno en el hotel. Por la mañana, conoceremos la ciudad de Oporto. Situada en la orilla derecha de la desembocadura del río Duero, es la segunda ciudad más grande de Portugal. Saldremos a descubrir sus calles, avenidas, monumentos y lugares característicos, incluyendo el romántico Palacio de la Bolsa, con el maravilloso Salón Árabe, la Iglesia de São Francisco, con su deslumbrante decoración de talla dorada, el tradicional y popular barrio de la Ribeira, donde se puede ver el delicado trabajo de filigrana, y también visitaremos una de las más tradicionales bodegas de vino de Oporto, donde haremos una cata. Seguiremos hacia la región del Minho, donde la historia, la religión y las leyendas se mezclan con magníficos monumentos, vistas deslumbrantes, una gastronomía deliciosa, vinos únicos, chales de colores y tejidos de lino delicados. Por un paisaje donde el verde dio nombre al vino de la región, encontramos Guimarães, cuna de la nacionalidad. En la Colina Sagrada, el Castillo Real y el Palacio de los Bragança nos transmiten la fuerza y el poder de reyes y nobles. En el centro, sus calles y la arquitectura nos transportan a la época medieval. A continuación, la ciudad de Braga, conocida como la Roma de Portugal, nos lleva a sentir la fuerza de lo sagrado en la catedral más antigua del país y en el Santuario do Bom Jesus, con su fascinante y escenográfica escalinata barroca. Braga — alojamiento.